miércoles, 13 de agosto de 2014

Historia de un suicidio

La total oscuridad se alejó cuando el despertador sonó, entreabrió los ojos y pensó: un día más sin tí. No se acostumbraba a la ausencia que no conseguía llenar de ninguna manera, se trataba del clásico "ni contigo ni sin tí", típico amor destructivo con altas dosis de pasión, mil intentos de todo con final en nada, solo dolor y pasión… O eso pensaba hasta ese preciso instante.

Se conocieron y desde ese preciso instante supieron lo que les esperaba, aunque no lo quisieron ver, se dejaron llevar por un deseo incontrolable de estar juntos no lo reprimieron. Eran felices, pero los pensamientos autodestructivos y extremadamente defensivos hicieron mella en la relación, la tortura de malos pensamientos solo podía ser apagada con besos y caricias, pero jamás se sinceraron (realmente tampoco hizo falta). El amor existía en altos niveles dolorosos por vivir de compañero con el miedo, la tortura y la anulación de uno de ellos. Ni contigo ni sin tí.

Comenzaban con una sonrisa para terminar en una terrible despedida que haría que el mundo se les cayese encima y solo deseasen volver a estar juntos, así día tras día…mes tras mes hasta que todo cambió, los actos rompieron lo visible dejando lo intangible ahí, pasando desapercibido para todos menos para ellos.

Ya no servían las palabras, el dolor era intenso, donde antes había miedo ahora habitaba el pánico, si su mente antes estaba averiada ahora se había hecho añicos, nada es lo que parece ni parece lo que es…es triste saber que te han fallado por muy bien o mal que te encuentres, cuando necesitas agua y encuentras polvorones no sueles comerlos – que triste el amor en estas ocasiones-

La vida tiende a tocar la moral siempre que puede, se encarga de dejar señales de ello, vínculos irrompibles a través del tiempo, marcas profundas en nuestra alma e inmensas grietas en nuestro cerebro – se dijo mientras se incorporaba- Quien sabe el tipo de recuerdo que el día de hoy me aportará ¿Qué será el detonante? ¿Un anuncio? ¿Una foto? ¿Un olor? En el fondo le daba miedo enfrentarse al día a día que tanto le da para pensar, para recordar, para negarse una y mil veces que se equivocó y afirmarse otras tantas más que… Ni contigo ni sin tí.

Como otros tantos días bajó a la calle, se sentó en una terraza y comprobó el correo en su iPhone, nada.

El tiempo pasaba sin señales, solo los encuentros furtivos en imágenes grabadas en su mente, sonidos que evocaban aquellos susurros y, como no, la escalofriante sensación de sus manos, era todo tan real que levantó la mano con intención de pagar la cuenta, debía marcharse a casa y descansar de la turbulenta noche anterior en la que no dejaba de escuchar: cuando no estés conmigo querrás estar.

Corrió hasta llegar sin aliento a casa, abrió el cajón de la mesita de noche y de su interior extrajo varios blisters de comprimidos para dormir que le pautaron en psiquiatría, mientras sus manos temblaban, su mente no dejaba de repetir…ni contigo ni sin tí, mañana ya no despertaré….