Ilustración de Pawel Kuczynski
No siempre hay motivos para seguir una lucha que ya de antemano está perdida, una lucha natural al miedo del momento. Luchamos contra corriente cada vez que acudimos al médico, deseamos ganar siempre la partida, una partida, por otro lado, ya comprada de antemano ¡Tongo!
Todo esto puede sonar pesimista, lo se, pero ¿Creéis que ver la realidad es pesimismo? No. Es comenzar a vivir admitiendo, conociendo y aceptando que estamos de prestado. ¡No implica tirar la toalla!
Una cosa es luchar contra lo conocido, otra, dejarse llevar.
Personalmente he de aclarar que tengo bien asumida mi breve estancia en la vida, que he aceptado que la muerte es un proceso más que llegará lo quieras o no, he hablado con la muerte alguna que otra vez, siempre se acaba riendo de mí.
A veces imagino la cara de la muerte, pero siempre es borrosa, no hay mirada, no hay palabras, sólamente te acaricia sin más, cada roce es un aviso que te hace el morado más doloroso de todos y termina argumentando que se ha equivocado, así te deja dolorido y viviendo bajo su espera ¿Cuándo te volveré a ver? ¿Esta vez me rozarás o, simplemente, vendrás por mí?
No siempre hay motivos para seguir una lucha que ya de antemano está perdida, una lucha natural al miedo del momento. Luchamos contra corriente cada vez que acudimos al médico, deseamos ganar siempre la partida, una partida, por otro lado, ya comprada de antemano ¡Tongo!
Todo esto puede sonar pesimista, lo se, pero ¿Creéis que ver la realidad es pesimismo? No. Es comenzar a vivir admitiendo, conociendo y aceptando que estamos de prestado. ¡No implica tirar la toalla!
Una cosa es luchar contra lo conocido, otra, dejarse llevar.
Personalmente he de aclarar que tengo bien asumida mi breve estancia en la vida, que he aceptado que la muerte es un proceso más que llegará lo quieras o no, he hablado con la muerte alguna que otra vez, siempre se acaba riendo de mí.
A veces imagino la cara de la muerte, pero siempre es borrosa, no hay mirada, no hay palabras, sólamente te acaricia sin más, cada roce es un aviso que te hace el morado más doloroso de todos y termina argumentando que se ha equivocado, así te deja dolorido y viviendo bajo su espera ¿Cuándo te volveré a ver? ¿Esta vez me rozarás o, simplemente, vendrás por mí?
¿Cuáles son los motivos que pueden llevar a una persona a quitarse la vida? A saber, cada uno de nosotros tiene un aguante diferente y cualquier motivo puede desencadenar a una tragedia.
Hace unos días un conocido nuestro tomó la importante decisión de quitarse la vida, de las dos opciones elegió el fin a todo cuanto le rodeaba, dejó una carta de despedida y desapareció. Nadie supo nada de él hasta que llegó el duro momento de encontrar su cadáver.
Se trataba de una persona con sus grandes problemas que tal vez, vistos desde fuera no eran tan graves y completamente subsanables, pero nuestra mente juega una labor primordial en esos momentos tan cruciales. Supongo que se apoderó de él la incapacidad unida a la tragedia más grande de todas: no tener fuerzas para seguir luchando, se trata del mayor motivo que pueda llevar a nadie a dar tal paso.
Nunca sabemos como va a llegar nuestro momento, en este caso seguro que tampoco. Si alguien le hubiese contado ese fin, posiblemente habría dicho: tú estás loc@, pero hace unos días, la tortilla se dió la vuelta y terminó decidiendo como iba a ser su fin. Son múltiples las formas en el que el ser humano puede dar fin a su vida, pero no creo que ninguna de ellas sea buena, tal vez exista la menos dolorosa o angustiosa, pero la decidida por nuestro compañero no es precisamente la menos dolorosa (o si).
Cuando la desesperación y la incertidumbre entran en tu vida, te sientes cercado y sin salida, tu mente te juega malas pasadas y tus emociones hacen el resto. Imagino que cada persona decide en el momento “exacto” de tomar la decisión, cual será la forma más adecuada (un tema bastante subjetivo, todo sea dicho). Él decidó volar, sentir como se libraba de las cadenas vitales sin ningún tipo de red salvavidas, y cuando llegó a meta, no era más que la ropa que usamos en vida, un cuerpo.
Cada uno de nosotros decidimos si nos quedamos o si partimos, él decidió partir a sabiendas de que dejaba dolor, pero consciente de que ya no quería seguir entre nosotros. Voló muy alto para salir de la tortura en la que se hallaba sumergido, jamás juzgaré a nadie que haya decidido dejar de vivir, cada uno hace con su vida lo que quiere y se le antoja, por muy mal que lo vea, soy de la opinión “lucha“, pero reconozco que en determinados momentos vitales, la vida deja de ser el jardín florido para pasar a ser la gran espina de una bonita rosa y la muerte la única salvación posible al pinchazo que nos desangre en vida…
Hoy le brindo un adiós especial desde el lugar donde muchos de nosotros le conocimos, la red. Solo espero (ya que ha conseguido su propósito) que no se encuentre con el mundo paralelo que tanto suena en el séptimo arte tan desconcertante para nosotros porque…ya no hay vuelta atrás. Queda claro que el miedo a la muerte es inexistente y el cansancio de la vida le ha arrojado donde es mejor llegar de forma natural.
Un beso allá donde quiera que estés Juan…
Hoy hemos lanzado nuestro nuevo blog.
Este blog va a ser muy especial… la muerte rondará sus cortos artículos como corta es la vida. No se trata de tener miedo, se trata de perderlo, un toque de humor puede ser un buen principio para tal menester…
Nos vemos al otro lado de la lápida….